El colesterol es lípido (tipo de grasa natural) presente en todas las partes del cuerpo. El cuerpo necesita determinada cantidad de colesterol para funcionar adecuadamente. Pero el exceso de colesterol en la sangre, combinado con otras sustancias, puede adherirse a las paredes de las arterias.
Esto se denomina placa. Las placas de colesterol tienen la función de reparar y reforzar (reconstruir) las membranas plasmáticas y las paredes ulceradas de los vasos sanguíneos.
Por ello, a nivel simbólico o psicosomático, el colesterol hace referencia a la noción de construcción de la personalidad, la construcción del Yo. Nos habla sobre una problemática de construcción de la personalidad propia o de algún miembro de su entorno más cercano. Ésta es una tarea que ocupa al ser humano toda su vida, desde su nacimiento. Y dependiendo del trabajo personal realizado podemos hablar de un Yo fuerte cuando un individuo es equilibrado y responsable en sus actos y de un Yo débil, si se trata de individuos inestables, indecisos o de una madurez débil en su vida cotidiana.
La persona que tiene colesterol se siente incapaz de hacer las cosas solo, siempre pide ayuda o depende de los demás para ser o vivir. Incluso pueden tener el sentimiento de que no les importa a los demás y por eso deben afrontar todo solo. Solo puedo contar conmigo mismo para construirme, física y sobre todo moralmente. Cuando quiero realizar un proyecto, construir o crear algo que deseo especialmente, no consigo recibir ayuda de nadie. No recibo el apoyo de mi familia, nadie me ha ayudado a llegar donde he llegado. "Sólo puedo, por lo tanto, contar conmigo mismo para asegurar mi supervivencia y esto me afecta mucho. Me construyo yo solo a mí mismo".
Se puede presentar un nivel alto de colesterol, por simpatía, cuando alguien inconscientemente, está muy preocupado por algún familiar cercano al que real o simbólicamente, no encuentra lo suficientemente maduro y responsable y necesita estar muy pendiente de él para ayudarle.
La persona que padece exceso de colesterol tiene tendencia a un autocontrol excesivo. Siente una gran desconfianza, no sabe entregarse y tampoco es capaz de abrirse y recibir. Considera la vida como una lucha constante, con muy poco tiempo para la relajación o el disfrute. Sin duda se trata de alguien que no se ha sentido amado y protegido en su infancia.
Estas personas han de ocuparse de sí mismas en cuanto a centrarse en el propio placer de vivir y no en el de acumular logros para probar su grandeza y buscar un cierto reconocimiento ante sus padres.
Triglicéridos: Conflicto por sentirse obligado a dar o recibir material de construcción. Cuento con los demás para que me ayuden a sobrevivir y yo no aporto nada.